jueves, 31 de diciembre de 2009

martes, 29 de diciembre de 2009

UN VIAJE APARATOSO



Bea y Socorro ya están en Smara. El suyo ha sido un viaje de locos, de los que no se olvidan con facilidad, de esos que, una vez superados, pasan a formar parte de la propia aventura de vivir más allá del plácido sillón de nuestra casa.A las cinco de la mañana del sábado, Bea parte de Zaragoza en dirección a Barcelona. Su avión para Argel sale a la una como estaba previsto. Pero regresa a los pocos minutos. Una avería. Hay que avisar a Socorro, que ha salido de Madrid puntualmente, para que no se preocupe por la tardanza de Bea. Ambas han quedado en encontrarse en el aeropuerto internacional de Argel. Por suerte, el avión de Bea no se retrasa mucho y a media tarde ya están juntas haciendo planes de trabajo, conversando sobre todo lo divino y lo humano, que la espera es larga y da para mucho.
Diez de la noche aproximadamente. El vuelo de Argel a Tindouf sale a la hora. Por fin se han liberado del enorme equipaje que llevan entre las dos. Algo más de dos horas de descanso en el avión, media hora de autobús de nuevo con todos los trastos a cuestas, y estarán en casa, en la jaima del Bubisher. Podrán descansar unas horas.Y sí, el avión llega a Tindouf, desde las ventanillas llegan a ver las mortecinas luces de la ciudad. Pero, de pronto, el avión gira y, lejos de aterrizar, emprende una marcha desconocida. Todo son preguntas sin respuesta. Una hora después toman tierra en un lugar desconocido. Dos horas más dentro del avión. Nadie les explica nada hasta que el comandante anuncia que regresan a Argel
Domingo,ocho de la mañana. Suena el teléfono. Bea nos cuenta lo que está pasando y nos pide que nos informemos desde España. Varias llamadas y por fin nos enteramos de que el motivo de esta odisea no es otro que un cortocircuito en la pista de aterrizaje de Tindouf que ha provocado un incendio. Están trabajando para que la pista vuelva a estar operativa.
Cuatro de la tarde. Nuestras voluntarias mandan un mensaje:” Vamos a un hotel. Podremos descansar un poco”Diez de la noche. Última conversación con Bea. “Nos han dicho que nos recogerán a las cuatro de la madrugada y que a las cinco saldremos para Tindouf. Estamos bien, hemos conseguido tomarnos todo esto con filosofía y buen humor”.
Lunes, ocho de la mañana. Nuevo mensaje: “Estamos en Tindouf ¡Por fin!”
Lunes diez de la noche. Julia, Cándida, Daryala, Memona, Larosi y nuestras dos nuevas y espléndidas voluntarias han estado juntos en la jaima, planificando, revisando, trazando las líneas de trabajo de mañana en adelante. Felices, con unas ganas increíbles de rodar sobre el Bubisher.Los que estamos aquí nos sentimos orgullosos de su temple y de su saber estar. Llegaron tarde muy a su pesar, pero pronto el Bubisher se impregnará de su fuerza, de sus ideas y de su alegría.
Así es como crecemos. Con personas como ellas.

En la foto un bubisher posado en una jaima.





jueves, 24 de diciembre de 2009

TERRA DE TURONIO: EL MEJOR REGALO DE NAVIDAD

Los alumnos del Instituto Terra de Turonio de Gondomar han donado al Bubisher casi 100 euros. Como a nosotros nos gusta: de su dinero, sin pedir a sus padres. 

Estuve con ellos esta semana, compartiendo libros y vivencias y, sobre todo, caballos. La Terra de Turonio es la comarca caballar por excelencia. Y la mayoría de los chicos descienden de familias caballistas, "besteiros". Acostumbrados a la vida de los que han bautizado como "ceibes no monte", libres en el monte. Podéis visitar el blog del mismo nombre.
Y entre las actividades que han ido desarrollando este año, no sólo caballos: también el Bubisher, y el Sáhara. Uno de sus profesores, Nacho Pérez, escribió un precioso libro, mezcla de ficción y viajes: Xente de fusil, Xente de libros, que ya estoy devorando.
Y Santi Veloso, claro, el entusiasta más entusiasmante: sobre Sáhara, sobre caballos.
Un día precioso, también con Eva Moreda (jovencísima escritora, autora de O País das bestas) y Xosé Luis Méndez Ferrín, una de las mentes más claras y directas de la intelectualidad gallega, caballista de pro, perfecto conocedor de la comarca de Turonio.

El mejor regalo de Navidad, sí: la solidaridad, el aliento.

Que otros... ¡tomen ejemplo!

Gracias, rapaces e rapazas, por vuestros cien euros. Serán vida y sueños, muy pronto.

Feliz año del Pájaro. Del de la suerte.

Gonzalo.

martes, 22 de diciembre de 2009

RITMOS


 Sorprende que el tiempo, replegado a las costumbres de cada pueblo, nos afecte en la cotidianeidad, nos rompa los moldes en los que se cuecen los horarios de trabajo, los momentos de descanso, las horas muertas y las horas vivas.   Ese convencionalismo atado al reloj y al calendario no se gestiona igual en España y en los campamentos. Aquí, jueves y viernes son laborables, días de madrugón y de colegio, de velocidad, de entrar y salir de los centros de trabajo. De reloj-cronómetro. En los campamentos, no. Allí el jueves y el viernes son los días de descanso, esos dos días a la semana en los que cada cual es dueño de su tiempo. Y sí, claro, el sábado y el domingo se trabaja. Es importante que todos los voluntarios tengáis en cuenta este cambio horario, pero, sobre todo, es importante que sepáis que el mitológico Cronos no camina a la misma velocidad entre las jaimas que en el asfalto. Su paso es más lento por la hammada, como si quisiera darle a cada minuto una intensidad desconocida para quienes, como nosotros, atravesamos las horas del día sin disfrutar apenas de su contenido. Y, sin embargo, tened cuidado, porque su lentitud no deja de ser una ilusión y cuando menos te lo esperas, y cuando menos lo deseas, el final de tu estancia se aproxima y te ves en tu último día haciendo una maleta que no quieres hacer, leyendo el último cuento con el íntimo deseo de que fuera de nuevo el primero. Ayer, las voces de los niños, unidas al ritmo de una canción, saltaron la distancia a través del teléfono y cambiaron ese color pardusco que casi siempre tienen nuestras tardes de domingo. Y es que en Smara, el domingo se vive de otra manera. En realidad, y para ser exactos, cada día se vive de otra manera. Todos los que hemos estado allí lo aprendimos. Todos los que vais a ir, lo comprobaréis. 



sábado, 19 de diciembre de 2009

ALEGRÍA



También en Smara sonríen las bocas y  los pies saltan de alegría. También allí, o quizás allí especialmente, ha cambiado el tono de  voz de todo un pueblo que celebra este hoy con nombre propio. Porque aún hay lugar para la esperanza,

 porque todavía podemos creer en el mañana.
Y para que ese mañana sea posible, seguimos caminado sin que el siroco que estos días ha soplado con fuerza, ni la angustia que nos acompañó en el último mes, nos hayan paralizado.
El Ministerio de Comunicación nos ha propuesto una hora de programa Bubisher en la radio local de Smara, y, a pesar del esfuerzo que eso supone para los voluntarios, hemos aceptado, porque creemos que es bueno llenar los oídos de cuentos, porque, a través de las ondas, saltarán las olas y se oirá el sonido del mar, y cada media hora de emisión será un viaje colectivo, un té compartido, un momento para desplegar el plano del tesoro.Y unos van, y otros vuelven. Germán regresa mañana y trae consigo un estudio minucioso de todas las bibliotecas escolares de Smara, que nos servirá para planificar y ampliar nuestro trabajo en las escuelas. Su mochila también viene cargada de fotos y  
del cariño de los niños que, sin duda, sentirán el vacío de su ausencia. Cándida, Socorro y Bea, ya preparan su viaje de ida. Y no es fácil hacer la maleta, porque es mucho el material que llevan, pero más pesa su entusiasmo y sus ganas enormes de trabajar, de poner en marcha nuevas iniciativas, de compartir tiempo y experiencias con Memona, Daryala, Larosi y, cómo no, con Julia, nuestra querida gallega-saharaui, que sigue derrochando alegría, afecto y trabajo.
La vida sigue y en ella seguimos. Sembrando palabras. Cosechando afectos. Intercambiando cultura. Esperando que cada mañana nuestro pájaro de la buena suerte siga abriendo sus alas.


martes, 15 de diciembre de 2009

EL TALLER DE LAS MARIPOSAS

http://www.cuentosdesobremesa.com/video.html


El vídeo del taller en este enlace.


RELATO DE NUESTRO VIAJE A SMARA
Mónica, Ayna, María y Silvia. 7 al 14 de noviembre

Todas las cosas suceden como y cuando tienen que suceder. Este es el gran aprendizaje que hemos conseguido al viajar a Smara. Vivir la experiencia de dejar tu experiencia atrás es una aventura que no tiene precio. Nuestras maneras de hacer, de calcular y de planear quedaron en tierra para amoldarnos a una realidad que no tenía nada que ver con lo vivido hasta ahora.

Llegamos con una maleta cargada, demasiado pesada para este viaje, y nos dimos cuenta de que lo único que podíamos ofrecer era a nosotras mismas. De hecho, fue gracioso descubrir como las previsiones han tenido poco que ver con lo sucedido. “Abierta, disponible y vulnerable”, estas tres premisas aprendidas en un curso de payaso pueden ser mucho más válidas que cualquier proyecto altamente considerado.

Los CDs se rayan con la arena, los títeres se estropean con el ajetreo del viaje, los regalos sobran, porque uno tiene que estar allí para lo que surja. Allí te lo van a dar todo y hay que aprender también a saberlo dar tú. A las niñas, por el hecho de serlo, les fue más fácil. Les hicieron hueco rápidamente y ellas se sumaron al ritmo de Smara con suavidad e inteligencia.

Por todo esto, gracias. Gracias a quienes habéis impulsado el proyecto Bubisher por habernos dado la oportunidad de participar. Gracias a Darjala por habernos dejado incluirnos en sus clases. Gracias a Memona por dejarnos ver su modo de trabajar y su espíritu. Gracias a Larosi por tantas cosas, que son difíciles de enumerar, siempre llevaremos en el corazón la despedida que nos regalaste. Gracias.

domingo, 13 de diciembre de 2009

VIENTO EN LOS CORAZONES


Este es el cuento lleno de esperanza que aporta una nueva voluntaria, Felicitas Rebaque, Felichu. 

Un precioso alegato, perfecto para explicar a los niños lo que está sucediendo...

                                  VIENTO EN LOS CORAZONES

Un viento extraño soplaba desde el amanecer. Apareció de pronto, así sin más, al mismo tiempo que el sol, como si se hubieran dado una cita. Un viento rebelde que formaba remolinos de arena  y jugaba al escondite con  las lonas de las jaimas. Las batía, se alejaba y todo quedaba quieto. Uno, dos, tres, cuatro…y… aparecía  de nuevo sacudiendo lonas y arena , revolviendo el pelo del  pequeño Ahmed.

Había pasado la noche despierto. Las mujeres musitaban plegarias y los hombres hablaban en voz baja. Los susurros se habían sucedido hasta casi la salida del sol, cuando el cansancio enmudeció a todos y trajo al silencio. Pero él ya no pudo atrapar al sueño. Era pequeño, pero no era tonto. Llevaba varios días viendo la cara de preocupación de sus padres y escuchando las conversaciones de los mayores pendientes de las noticias que iban y venían.

Sabía que alguien sufría, que una mujer de su pueblo, Aminetu, lejos, luchaba por su tierra, por sus hijos, por su familia, por ellos. Eso decía su padre. Y si su padre lo decía es que era verdad. Su padre nunca mentía. Había dejado de comer y no volvería alimentarse hasta que no la permitieran regresar a El Aaiún, al verdadero Aaiún con sus hijos, con su familia. ¿Qué podemos hacer desde aquí? Había preguntado angustiada su madre. Poca cosa, le había contestado el padre. Confiemos en que la intercesión de voces poderosas hagan el milagro y pueda regresar.

Le chillaron las tripas. ¡Hambre! Él casi siempre tenía hambre. Se imaginó lo que podía ser estar muchos, muchos, muchos días sin comer. Hasta la muerte. Hasta la muerte. El hambre le subió a la garganta y le estrujó el corazón.  Se apretó el estomago para hacerlo callar. Todavía no había amanecido, tardaría en desayunar. ¡No! decidió de pronto. No desayunaría. Si Aminetu no comía, él tampoco lo haría. Hasta la muerte.  Esas voces poderosas podrían hacer mucho, pero él también quería ayudar. Su voz apenas se oía más allá de su jaima, y eso cuando gritaba fuerte. No llegaría a los oídos de los que impedían que Aminetu regresara, pero  ella sí que podría percibir el apoyo de su pueblo,  que otros pueblos defendían su causa. También él, que acababa de cumplir siete años. Se palpó las costillas y los dedos  se hundieron entre ellas. Las tripas volvieron a quejarse.

Y entonces llegó el viento.

Le gustaba escucharlo acostado en su manta golpear contra la lona. Pero ese viento era extraño… parecía que…no, no podía ser… ¡El viento hablaba! El viento estaba lleno de palabras. Pensó en avisar a su madre, pero… mejor no. ¡Cosas de niños!, diría.

Había salido fuera sin hacer ruido, evitando despertar a su familia. Todo estaba quieto, en silencio. El sol se desperezaba en el horizonte, brillante, haciéndole achicar los ojos hasta dejarlos como dos punzones negros. ¿Y el viento? Iba a regresar dentro cuando apareció de sopetón y le golpeó la espalda. Se arremolinó sobre él, aturdiéndole un poco. Después se alejó saltando  de jaima en jaima.

Y allí estaba desde el amanecer, parado delante de la puerta de la jaima  escuchando lo que decía el viento.  En sus ráfagas racheadas iba esparciendo palabras;  las soltaba y las recogía  para después dejarlas de nuevo libres… las palabras libres... las voces libres… el viento libre. El hombre es libre, decía el viento. ¡Libre!

¡Claro! ahora comprendía por qué nunca pudo coger al viento. Sus amigos apresaban  moscas y escorpiones y los metían en un frasco de cristal,  pero él quería atrapar al viento, a las estrellas o a la luna que plateaba las jaimas porque había días en que no había viento, y noches sin luna y sin estrellas. Y a él le gustaba sentirlos y tenerlos cerca, siempre; como siempre tenía cerca el rostro de su madre y la mano áspera de su padre que no escatimaba caricias.

 Un día en el que el siroco soplaba con fuerza  había salido con un frasco de cristal, de boca ancha, y lo había puesto en su contra. El viento entraba, pero tan sólo dejaba en su interior algunos de los granos de la arena que arrastraba. Ni rastro del viento. Otra vez puso agua en el barreño de la cocina, salió a la noche y esperó a la luna. Al poco apareció, llena, grande,  blanquísima, cercana, tan cerca que parecía que la podía acariciar. Movió el barreño hasta que la luna quedó sumergida, pero sólo pudo retenerla un rato; después, a pesar de sus esfuerzos, la luna se marchó.

Y ahora lo entendía, la luna y el viento eran libres, por eso nunca los pudo encerrar en un frasco de cristal o en el barreño de agua. Libres, igual que las palabras, igual que los hombres. Libres. Las palabras son libres. Las palabras que llevaba el viento hablaban de libertad, de respeto a la libertad

¿Yo también soy libre?, preguntó al viento. Así es, le contestó revolviéndole el pelo. Se acordó de la mujer de la que hablaban sus padres ¿Y Aminetu? Ella también. ¿Por qué entonces no puede volver a su casa? ¿Por qué se va a morir? ¿Está presa? El viento no respondió pero sopló con más fuerza, tanta que Ahmed creyó que le iba a tirar al suelo. Tan fuerte soplaba que llegó a pensar que se había enfadado con él. Puede que le hubiera hecho una pregunta inoportuna. El viento seguía  silbando furioso,  enfadado, y Ahmed no se atrevió a preguntar más. Se concentró en intentar comprender las palabras que racheaba y  escupía igual que  el camello encabritado  se niega indómito al roce de la silla y al tirón de la anilla en su nariz.

Otra nueva voz, una voz de gigante, intentaba elevarse sobre las otras voces.  “No, no, no”, decía esa voz grave y poderosa. Las demás seguían hablando de dignidad, de derechos humanos, de libertad.  Ahmed desconocía el significado de aquellas palabras pero debían de ser muy buenas e importantes porque las voces que clamaban frente al “no”  eran muchas, muchas. Pero la voz de gigante seguía estrellando sus “no, no, no” contra ellas.  El viento comenzó  moverse aún más rápido. Se retorcía arriba y abajo como cuando se produce una tormenta de arena. Parecía que quisiera  expulsar a esos “noes” que se hacían cada vez más fuertes.

De repente, un nuevo sonido se elevó sobre todo. No eran palabras, no era el viento, era  el golpe de un tambor: “toc, toc.toc.  Un golpeteo que parecía venir de muy lejos. “toc, toc, toc” y que sonaba cada vez más tenue. Las voces se iban acallando según que el “toc, toc… toc……” se debilitaba.  Hasta la de gigante dejó de oirse.

El viento también escuchaba, y el sol se iba apagando con cada golpe. Todos escuchaban ese “toc, toc,toc” que por momentos se hacía  más débil,  casi imperceptible. Ahmed se asustó. No sabía qué estaba ocurriendo pero percibía que era algo muy grave. El viento quieto, el sol poniéndose por la mañana. El tambor cada vez  se oía más lejos como si fuera un eco, lejos, lejos, lejos. Amhed comenzó a oir otro tambor, pero este sonaba dentro de él. Los golpes eran fuertes y rápidos. Su corazón le golpeaba el pecho: “toc, toc, toc”. ¡Su corazón! ¡Era el latido de su corazón!  El suyo fuerte, el otro, apenas un murmullo, se extinguía agotado, a punto de detenerse. Cuando el corazón se para se termina la vida. Eso  lo sabía Ahmed

Nadie se lo dijo, pero él lo supo: la mujer  por la que estaban tan preocupados sus padres, por la que el viento había hablado, agonizaba.  Aminatu se moría. Y Ahmed sintió como un pedrada en la frente cuando el “N0” de gigante se elevo de nuevo sobre las voces silenciosas. Había que hacer algo y rápido; había que lograr que el  corazón de Aminatu siguiera latiendo. Pero…¿ qué podía hacer él? Tan pequeño, tan lejos… Las lágrimas brotaron como el agua detenida. Le entraban por la nariz y le ahogaban. Era un llanto como Ahmed nunca había llorado. Un llanto impotente y amargo. Cayó de rodillas y estrelló  su rabia  contra el suelo.  El latido ya casi se oía, con esfuerzo se adivinaba. El sol se había cubierto con un oscuro velo. Las palabras que antes llevaba el viento, ahora se habían metido en su cabeza y se repetían sin cesar:   “libertad, el hombre libre, la fe  libre, el Sahara libre, el corazón  libre,  el viento  libre”. ¡Él quería ser libre! ¡También quería volver al lejano El Aaiun, el verdadero...! Como el viento, como la luna…Cerró los ojos fuerte, fuerte, concentrando  toda su fuerza en su mente y en su deseo. Dos palabras salieron de sus  labios. Primero en un susurro: “sí, sí, sí, sí”, para después elevarlas sobre las jaimas, hasta el cielo  en un grito: “Sí sí, sí”. Y gritó, gritó  como no había  gritado nunca mientras golpeaba, una y otra vez, el suelo con sus puños: “sí, sí, Sí, Sí, SÍ, SI”.  

El viento se agitó de nuevo, las voces volvieron y se unieron todas a su grito: “SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ…” El estruendo era inmenso.  Pero… ¡Un momento!  Ahmed se puso de pie de un brinco y escuchó por encima del clamor de los “Sí”. Le había parecido…, creía haber oído… “toc, toc, toc”. Se puso la mano en el pecho. De nuevo volvió a escucharlo: “Toc, toc, toc, toc”. No, no era su corazón. ¡Era el  corazón de Aminatu!  Volvía  a latir,  firme, fuerte. Ahmed palmeó las manos de alegría. “Sí, SÍ, SÍ”, cada vez era más potente el latido  de Aminatu:  “SÍ, SÍ, SÍ, SI SÍ, SÍ, SÍ...” La voz de gigante había enmudecido.

¡El milagro! ¿Había sucedido el milagro? Ahmed recordó las palabras de su abuela: “los milagros se producen cuando la fe se alimenta con la fuerza del corazón”.

El sol se había despojado del luto y la mañana lucía brillante.  El viento se alejó cuando  la madre de Ahmed le llamó para desayunar. Antes de entrar en la jaima se limpió las lágrimas que todavía corrían por su cara,  se sorbió los mocos y  escuchó de nuevo. El aire ya sólo tenía un sonido: “toc, toc, toc,toc ” el latido del corazón de Aminatu. El latido del pueblo saharaui.

 

 Este cuento  fue escrito  un día en el que el corazón y la fe del mundo se abrazaron a la libertad.

 

Felicitas Rebaque de Lázaro.

Diciembre de 2009. 29 días de huelga de hambre.

 

 

 



GRACIAS


Dice Memona que Germán encandila a los escolares, que el Bubisher cada día tiene más niños que acuden por las tardes a jugar con las palabras, que llegan incluso antes de que abra sus puertas y que cada vez se cierran más tarde porque no quieren marcharse. Dice Memona que Julia trabaja con ahínco y con gran sentido de la responsabilidad, que es estupenda. También dice que cada vez son más los jóvenes que demandan que el proyecto se dilate en "las noches del Bubisher", que se formen grupos de lectura y de creación, tertulias literarias y debates alrededor de un té. Mandan un abrazo así de grande para todos los voluntarios que han compartido con ellas trabajo y tiempo, conversaciones, ideas, cariño y fuerza para seguir. Y un mensaje para los que van a ir: "Os esperamos con ilusión y con la seguridad de que todas vuestras aportaciones abrirán aún más las alas del Bubi"

También aquí crecen las colaboraciones de quienes, sin haber ido, van, Y para muestra un botón: El club de lectura infantil de Marchamalo (Guadalajara) nos ha hecho llegar 25 ejemplares de "Gonzalo y el Ogro", un cuento escrito por los niños del club y que quieren compartir con los niños de Smara. Gracias Montse. Un día, no lo dudes, los niños de Smara, escribirán otro cuento y lo compartirán con vosotros. Eslabones que se unen en una cadena de amistad y de esperanza.

Y en ella, las palabras emocionadas y emocionantes de Begoña Olabarri, dos meses y medio de vivencias agolpadas en una crónica que transmite esa sensación de haber vivido algo único y enriquecedor:

 

"Hola, hola y ola, estoy despertando a una realidad después de haber vivido en otra realidad. Todavía sigo durmiendo en mi saco naranja, cuando abro los ojos por la mañana estoy en Farsia y necesito tiempo para reconocer los olores y colores de mi casa.Cuando salgo a la calle siento una especie de mareo además de frío, trato de solucionarlo con buena comida y ropa de invierno, pero no se arregla porque las sensaciones están más profundas y lo que me pasa es el vacío de lo que no he podido traerme de Smara.

A los pocos días de estar en los Campamentos y de observar a la gente que nos habíamos dado cita allí, alrededor del Bubi, comprendí que aquello no era fruto de la casualidad, sigo sin saber lo qué es pero me mantengo en que no ha sido fruto de la casualidad.

Muchas gracias a los de aquí y a los de allí ,sin excepción a todos. ¡Muchas gracias"

 

Gracias a ti, Begoña. Y gracias a todos los que abrís está ventana y os asomáis al Bubisher. 

jueves, 10 de diciembre de 2009

Contra viento y marea



El Bubisher sigue navegando a toda vela por la Wilaya de Smara, por cada una de sus madrasas, puertos llenos de chiquillos expectantes, de futuros marineros de la vida. Les atrae poderosamente su cargamento de  historias lejanas, de sirenas, piratas, peces de mil colores, de tesoros escondidos en cofres de papel, de canciones que unen sus manos y sus voces.
Embarcan cada mañana en un cuento para continuar su travesía por la tarde, sin saber dónde les llevará cada nueva aventura, pero sabiendo que, sea cual sea el lugar de llegada, regresarán a sus casas con la sensación de haber estado inmersos en el mundo de la fantasía, ese territorio en el que los niños son capaces de reinventar la vida con un puñado de lápices de colores.
Y con ellos van escribiendo mensajes cargados de inocencia y de ilusión y los van metiendo en botellas, que Memona cierra con esmero y envía por la tripulación que va y viene, para que un día, cuando el mar sea benévolo, alguien las tire lejos de la costa con la esperanza de que otro alguien, tal vez ajeno al mundo del que proceden, descubra también un tesoro encerrado en palabras infantiles.
El Bubisher sigue navegando a toda vela por la Wilaya de Smara, porque allí y aquí seguimos creyendo que todo es posible si seguimos trabajando mano con mano.

lunes, 7 de diciembre de 2009

LA VIDA SIGUE EN SMARA. UN PUEBLO ES TODOS LOS PUEBLOS


Llegó Germán, un nuevo voluntario. Y se unió a Julia Cao, nuestra gallega-saharaui.

Ayer cenaron con Memona y Daryala, con Hamadi, director de Cooperación del Ministerio de Educación. Hablaron de todo, del trabajo del Bubi, de lo que queda por crecer hasta llegar a todos los niños de todos los campamentos.
Hablaron también de Aminetu, símbolo vivo de todo el pueblo saharaui. Y de que la mejor forma de luchar por Aminetu es seguir trabajando, cada uno en nuestro proyecto, por humilde que sea. Se trató de la Madrasa Brahim. En la que la mitad de las aulas no tienen techo, porque se lo llevó el ángel de la hammada en una mañana de siroco. Lo vamos a reconstruir, porque tiene poco sentido llevar libros a los niños si no tienen techo. Y vamos a darles de desayunar todos los días, porque tiene poco sentido decirles que vengan a escuchar cuentos cuando lo que se escucha es el rugido de las tripas vacías.
La vida sigue, y en estos momentos una comisión médica opera en Rabuni, salva vidas que nuestro gobierno ignora y olvida. Que los tibios manchan con su mirada hacia otra parte. La vida de esa mujer en el quirófano, es también la vida de Aminetu. El almuerzo de los niños de la escuela Brahim es el almuerzo que un día comerá Aminetu. El hambre es todas las hambres.
Los libros y los sueños que transporta el Bubisher de escuela en escuela son los libros y los sueños de todo un pueblo. Al que amamos, porque un pueblo es todos los pueblos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

LUCES Y SOMBRAS


Fiesta de la Cultura en Auserd. Allí estuvo el Bubi abriendo sus puertas de par en par. Memona, Daryala y Julia se emocionaron con la cantidad de personas que se acercaron a saludarlas y respiraron la admiración que nuestra biblioteca despertó entre los asistentes. Varias bibliotecarias se quedaron, palabras textuales de Memona, “alucinadas con el contenido del Bubisher y con el trabajo que en él se hace”Otro de los asistentes manifestó: “Qué suerte tienen los de Smara”, mientras se movía alrededor del Bubisher. Y se acercó la Ministra de Cultura y varias personalidades más de su Ministerio a darles la enhorabuena. Y un visitante, con una camiseta estampada con la leyenda “Palabras de Caramelo” Gonzalo Moure, preguntó si conocían ese libro. Ellas sonrieron.
También Bahía, poeta y amigo, estuvo allí arropando a nuestras monitoras. Las invitó a su jaima donde hablaron largo y tendido. De proyectos y de visitas, de trabajo y de vida.
Muchos, casi todos, recordaban la presencia del Bubi en la fiesta del año pasado. Nostalgia. Porque esta fiesta no ha sido igual. Porque, a pesar del éxito de la convocatoria, la gente estaba triste, enfadada, incómoda. En los campamentos, más que en cualquier otra parte del mundo, ha calado el dolor por Aminetu. Una rabia difusa se expande por las wilayas. Silencio donde hace un año sonaba sin parar la música. Tiempo de espera.

Y por la tarde llegaba Begoña Olabarri a Bilbao, después de casi tres meses en el Bubi. Feliz por lo vivido, triste por dejar de vivirlo... ¡Quería quedarse más tiempo!

Tiempo habrá en próximos días para que nos cuente con detenimiento sus experiencias...

Bienvenida, aunque sea en esta noche triste.


viernes, 4 de diciembre de 2009

AMINATU SERÁ LIBRE. EL SUEÑO DURO POCO, ESPERAMOS QUE MAÑANA SE HAGA REALIDAD


Aminetu Haidar está volando en estos momentos al Aaiun, por iniciativa española sin pasaporte, como había entrado.

¡¡¡Es la victoria de la dignidad!!!!
Seguiremos informando.

Como todos sabéis, el vuelo se ha cancelado. Esta entrada del blog era de las más especiales que habíamos escrito, de las más veloces e ilusionadas. No ha podido ser por ahora, pero seguiremos luchando juntos, apoyando a Aminetu. Su espíritu tiene la dureza y el brillo del diamante, no se rendirá jamás.

RELEVO

Relevos
Llegó, Julia a Smara. “Es como una saharaui” dijo Daryala al poco de conocerla. “Estoy feliz, a pesar de lo cansado que ha sido el viaje” dijo Julia al día siguiente de su llegada.Toñi ya está en casa y esperamos que pronto nos cuente su experiencia, intensa, siempre lo es, y positiva según sus propias palabras.
 Y hoy regresa Begoña y trae consigo algo más de dos meses vividos en Smara. Desde este rincón del Bubisher, en el que estamos todos y todos cabemos con holgura, le deseamos un buen viaje de regreso a casa y un merecido descanso.
Germán se va el sábado con la mochila llena de ilusiones y con su cámara de fotos al hombro. Sí, Germán es fotógrafo así es que nuestro álbum de momentos detenidos se incrementará, casi con seguridad, cuando vuelva. ¿Podemos pensar en hacer una exposición en Samara de “momentos inolvidables” al finalizar este curso?  
Crece y crece la lista de voluntarios, el deseo de que el Bubisher siga revoloteando entre la población de Smara, la esperanza de que un pájaro tan pequeño siga llevando en su buche tantas palabras, tantas manos borrando fronteras, tantos corazones relevándose para mantener vivo un solo latido. El de todos.  

 

"Todas las cosas suceden como y cuando tienen que suceder. Este es el gran aprendizaje que hemos conseguido al viajar a Smara. Vivir la experiencia de dejar tu experiencia atrás es una aventura que no tiene precio. Nuestras maneras de hacer, de calcular y de planear quedaron en tierra para amoldarnos a una realidad que no tenía nada que ver con lo vivido hasta ahora.

 

Llegamos con una maleta cargada, demasiado pesada para este viaje, y nos dimos cuenta de que lo único que podíamos ofrecer era a nosotras mismas. De hecho, fue gracioso descubrir como las previsiones han tenido poco que ver con lo sucedido. “Abierta, disponible y vulnerable”, estas tres premisas aprendidas en un curso de payaso pueden ser mucho más válidas que cualquier proyecto altamente considerado.

 

Los CDs se rayan con la arena, los títeres se estropean con el ajetreo del viaje, los regalos sobran, porque uno tiene que estar allí para lo que surja. Allí te lo van a dar todo y hay que aprender también a saberlo dar tú. A las niñas, por el hecho de serlo, les fue más fácil. Les hicieron hueco rápidamente y ellas se sumaron al ritmo de Smara con suavidad e inteligencia.

 

Por todo esto, gracias. Gracias a quienes habéis impulsado el proyecto Bubisher por habernos dado la oportunidad de participar. Gracias a Darjala por habernos dejado incluirnos en sus clases. Gracias a Memona por dejarnos ver su modo de trabajar y su espíritu. Gracias a Larosi por tantas cosas, que son difíciles de enumerar, siempre llevaremos en el corazón la despedida que nos regalaste. Gracias."

Mónica, Ayna, María y Silvia. 7 al 14 de noviembre

martes, 1 de diciembre de 2009

EL BUBSISHER VA A LA UNIVERSIDAD

Esta mañana el Bubi ha llegado a la facultad de Bellas Artes de Barcelona. Daryalha, en conferencia telefónica, ha presentado ante casi medio centenar de alumnos (y sus profesores) de Pedagogía al Bubisher, como experiencia de vanguardia en el terreno de la enseñanza.

Detrás (o delante) estaba Inés Aparicio, con mehlfa y mussuak en la boca, porque ha elegido el Bubisher como tema central de su trabajo de asignatura. La programación de A por el mar, y todo el proyecto, serán pues estudiados en la Universidad.
Las palabras de una Daryalha resuelta y clara, han sido recibidas con un fuerte aplauso de todos los asistentes que debe de haber emocionado a nuestra monitora.